No hay nada más delicioso que comenzar un domingo con un desayuno a base de bollería casera de la mejor calidad y con todo el sabor de lo elaborado tradicionalmente en el hogar.
Además dedicar un rato el sábado a su elaboración puede ser una labor entretenida si se deja que los niños participen en el amasado y forma de los bollos, aunque eso si, siempre lejos del horno y de cualquier fuego que se pueda encender.
Las ensaimadas son deliciosas, bien sean con crema o con frutas confitadas y glaseado de azúcar por encima. Además resultan muy sencillas de hacer y en poco tiempo tendremos listo el desayuno de domingo.
Ingredientes
Para la base:
750 gr. de harina
4 huevos
180 gr. de azúcar
200 gr. de manteca de cerdo
40 gr. de levadura prensada (fresca)
1 Vaso de leche (300 ml.)
Para las diferentes variedades:
Frutas confitadas
6 cucharadas soperas de azúcar
1 vaso de leche
1 cucharada sopera de maicena
1 yema de huevo grande
Preparación
La noche antes debemos de preparar la masa para que todo esté listo para hornear por la mañana.
La masa madre:
Lo primero que debemos de hacer es tener lista la masa madre. Para eso tomamos la mitad de la harina con la levadura previamente disuelta en un vaso de leche. Mezclamos bien y tapamos con plástico de cocina para que crezca.
La crema:
Mientras la masa madre aumenta podemos ir preparando la crema pastelera. En un cazo ponemos a calentar la leche y la yema de huevo con dos cucharadas soperas de azúcar (si te gusta muy dulce puedes poner más). Cuándo veas que va a romper a hervir le añades la maicena y, siempre a fuego lento, revuelves hasta que espese. La pasas a un cuenco y la dejas enfríar a temperatura ambiente antes de meter en la nevera.
La masa:
Cuándo la masa madre ha doblado su volumen es el momento de añadir el resto de los ingredientes. Comenzaremos por los huevos que previamente batiremos con el azúcar. A continuación el resto de la harina. Como siempre es conveniente amasar mucho para que luego los bollos salgan mucho más esponjosos y ricos. Se deja reposar media hora más.
Cuándo esté bien trabajada la estiramos hasta que nos quede una plancha muy fina. Podemos hacerlo dividiendo la masa en varios trozos si no tenemos una mesa grande. Le extendemos una capa de manteca por encima y cortamos tiras de 2 cm de ancho con las que haremos una especie de cordón que deben de ser lo suficientemente largo para enrollarlo y hacer la ensaimada del tamaño que queramos.
Darles forma
A las ensaimadas les añadiremos frutas confitadas o crema. A mi me gusta hacerlo a la vez que voy enroscando la ensaimada, para que quede bien repartido por la masa.
Las colocamos sobre papel de horno en una bandeja, con bastante separación. La masa que hemos hecho debe de dar para dos bandejas.
Por la mañana:
Por la mañana prepararemos un glaseado simple con el azúcar restante y agua. Podemos añadirle unas gotas de limón para que tenga un color más blanco. Para esto ponemos el azúcar en un cuenco y añadimos agua fría mientras revolvemos enérgicamente hasta lograr una pasta espesa. Con un pincel pintamos las ensaimadas que queramos glasear.
Mientras realizamos el glaseado podemos precalentar el horno a 180 grados. Una vez introducidas tardan unos 15 minutos en estar listas. Seguro que con el olor tendremos a toda la familia en la mesa antes de que enfríen.