Vaya por delante que no soy de Cuenca, aunque he visitado la ciudad y me encanta. Lo digo porque seguramente mi adaptación del alajú pueda ser diferente a la tradicional de la zona, aunque siempre he intentado que sea fiel a la receta original
Es un dulce bastante empalagoso, como casi todos los de origen árabe y muy duro, mejor no tomarlo si tienes dentadura postiza, porque una vez hecho queda como una torta de turrón, más o menos. Para mí, es el típico postre del cual disfrutas con un pedacito pequeño, no necesitas más. Y menos mal porque como veréis puede causar una subida de azúcar con solo mirarlo.
Ingredientes del alajú de Cuenca
-1 Kg. de miel
– 200 gr. de azúcar
– Almendras al gusto, yo suelo ponerle una bolsita de unos200 gramosde almendra tostada y otra del mismo peso de almendra molida.
– ½ Kg. Pan rallado muy fino
– 4 gotas de esencia de naranja o un chorrito de agua de azar o un poco de zumo de naranja
– Obleas redondas. Yo no suelo encontrar las típicas blancas, así que uso las obleas de barquillo dulces que hay en muchos sitios, un poco más gruesas pero igualmente ricas.
Preparación del alajú de Cuenca
La primera parte es relativamente fácil, ya que se trata de cocer la miel y el azúcar a fuego lento, sin dejar de revolver con una cuchara de palo hasta que espese mucho. Entonce añadimos la esencia de naranja (yo de todas las opciones me quedo con el agua de azahar), el pan rallado y las almendras.
El pan rallado es conveniente añadirlo poco a poco, si vemos que es demasiado paramos. Aunque normalmente acepta esa proporción a veces le llega con menos, ya ves la consistencia de la masa y decides.
Y ahora viene la parte más complicada, que yo he simplificado mucho. Un alajú bien hecho, según me han dicho gente de la zona, consiste en tomar la oblea, poner un poco de harina para que no se pegue la masa, colocar una generosa cantidad de relleno y tapar con la otra oblea. En este momento se aprieta y con una espátula se le va dando forma por los lados para que quede perfecto, cual moneda gigante.
Yo no alcanzo ese grado de perfección y siempre se me rompía la oblea al presionar, así que he optado por poner una cantidad relativamente fina de masa, como un dedo de gruesa sobre la oblea sin llegar a los bordes. La cubro y presiono muy suavemente…y listo. El resultado queda más casero, menos profesional, pero ni mucho menos tiene mala pinta y me ahorro muchísimo trabajo. También resulta más sencillo de comer luego al ser más fino. En vez de un alajú hago como tres, con este método.
Se deja enfriar durante dos horas, o de un día para otro y ya tienes tus alajús de Cuenca listos para consumir.