Las orejas son uno de los postres más típicos del carnaval en Galicia. Deben su nombre a que se freían imitando la forma de las orejas del cerdo, aunque actualmente las nuevas generaciones no somos tan cuidadosas con la estética y tendemos más a hacerlas tal y como le resulte más cómodo al cocinero de turno.
Lo que si que intentamos no variar es el sabor de este dulce, que se hace de maneras muy diferentes de una casa a otra. Las mejores, como suele pasar siempre en estos casos… ¡son las de mamá!
La receta que os presento es una de las más tradicionales, típica de una época en la que las dietas bajas en grasa o hidratos eran poco menos que ciencia ficción.
Ingredientes para la receta tradicional de orejas
Ingredientes:
500 gr. de Harina
100 gr. de azúcar
100 gr. de manteca de cerdo
½ vasito de anís
1 Cucharadita de sal
1 Vaso de agua tibia
2 Huevos
Aceite para freír. En mi caso me quedo con el de oliva virgen, pero si te resulta muy fuerte puedes usarlo de girasol.
Azúcar glass
La receta original lleva ralladura de limón y de naranja, personalmente prefiero añadir al agua un chorrito de agua de azahar.
Elaboración de las orejas
Calentamos la manteca y la ponemos en un cuenco junto al azúcar, el agua templada, el agua de azahar, y los huevos y lo batimos enérgicamente para que quede una especie de pasta. Podemos usar una batidora. Vamos incorporando la harina mezclada con la sal poco a poco, hasta que veamos que debemos cambiar la batidora por las manos y continuamos amasando hasta que la masa se deja estirar sin dificultad.
Aquí viene otra de las polémicas más grandes que rodean a las orejas. Generalmente vas a escuchar que las orejas tienen que ser muy finas y quedar muy tostadas. Cuando muerdes las orejas tienen que crujir y romperse la masa. Pero digo yo ¿y por qué? En mi entorno somos muchos los que jamás las compramos hechas porque no soportamos comer algo que acaba en gran parte tirado en el suelo hecho migas.
No se si porque las madres de por aquí eran algo perezosa a la hora de estirar la masa o porque en mi zona somos de los que nos gusta que la comida nos “llene la boca” pero lo cierto es que en muchas de las casas que he tenido ocasión de visitar se comen orejas más gorditas, un poco más blandas y eso si, que hartan mucho más que las otras que tengo que decir a su favor que son muy ligeras. Tú decides.
Puedes extender toda la masa y cortar con un cuchillo tiras o cuadraditos para freír o bien hacer pequeñas bolitas que antes de poner en la sartén estiras con un rodillo. Eso dependerá del espacio que tengas en tu encimera.
Se fríen en aceite muy caliente hasta que estén doradas y se espolvorean de azúcar glass al ponerlas en la bandeja. ¡Buen provecho!