Si has leído el nombre de este dulce y has corrido pensando que te voy a dar una receta mágica para potenciar la inteligencia o que se trata de un pastel tan listo que se hace solo, me temo que no es así. Este curioso nombre viene dado porque el pastel, aunque se hace con una sola masa, se convierte en tres capas diferentes él solito al cocinarse en el horno.
Es un bizcocho muy esponjoso, que por partes tiene la textura de un flan, lo que hace que sea más sabroso y jugoso. Suele gustar mucho a toda la familia y no es complicado de hacer, así que te animo a que lo intentes aunque seas un principiante en los fogones.
Ingredientes
4 yemas
4 claras a punto de nieve
½ l de leche tibia
125g de mantequilla derretida y fría
125g de azúcar
125g de harina
La ralladura de un limón (menos si no te gusta que sepa demasiado)
1 cucharada de esencia de vainilla
Preparación
Tras separar las yemas y las claras de los huevos batimos las claras junto con el azúcar hasta llevarlas a punto de nieve. Cuánto más consistente quede mejor.
En un recipiente a parte ponernos las yemas, la vainilla y la mantequilla y lo revolvemos hasta que quede bien mezclado. Poco a poco añadimos la leche, la harina y la ralladura de limón.
Cuando todo esté perfectamente mezclado añadimos poco a poco las claras a punto de nieve. Es muy importante que lo hagamos con movimientos envolventes, no mezclando con fuerza. De este modo no romperemos tanto el punto de nieve, lo que nos garantizará un bizcocho muy esponjoso.
Precalentamos el horno a 180 grados durante un cuarto de hora. Introducimos la mezcla en un molde de silicona o en uno tradicional que habremos embadurnado con mantequilla y harina para evitar que se nos pegue el pastel.
Durante los primeros diez minutos dejamos que el bizcocho cueza a 180 grados, después bajamos a 160 grados y dejamos que cueza. El tiempo aproximado está entre media hora y tres cuartos de hora, dependiendo de la potencia del horno que tengamos. Para evitar que se queme hay que vigilarlo constantemente.
Cómo haríamos con cualquier bizcocho, para saber si está totalmente cocido lo pinchamos con un palillo y vemos si este sale limpio. Si es así, podemos apagar el horno. Deja la puerta entreabierta para que enfríe poco a poco y retíralo. Desmóldalo una vez frío y sírvelo cortado para que se aprecien sus diferentes capas.