Esta receta es la que se hacía en mi casa cada vez que teníamos pan de sobras o se nos ponían secas unas magdalenas. Lo cierto es que es una receta muy sencilla y con la que se puede aprovechar todo tipo de pan o repostería que no nos valga ya para comer porque se ha endurecido. Y es que ya se sabe que la base de una buena economía es no desperdiciar nada y menos si se puede conseguir que sepa así de bien.
En muchas de las recetas originales se hace con caramelo, pero a mi me resulta algo empalagoso y me recuerda demasiado al bizcocho de flan, así que prefiero no ponérselo y rociarlo con azúcar glass. Pero si prefieres esa opción solo tendrás que rociar el molde con un poco de caramelo líquido y verter la masa con cuidado por encima.
Ingredientes del pudin de pan
7 rodajas de pan duro de dos dedos de grosor (si usas repostería más o menos 200 gr.)
½ litro de leche entera
4 huevos grandes
150 gr. de azúcar
Un puñado de nueces
Un chorrito de agua de azahar (o piel de naranja)
1 rama de canela
Por supuesto es una receta que se puede adaptar a lo que en cada momento se tenga por casa. ¿Qué no tienes nueces? Unas pasas, unos trocitos de fruta confitada, almendras, orejones… todo casa con el pudín, incluso no ponerle nada, aunque quedará un poco más soso.
Si usas pasas o frutas deshidratadas puedes ponerlas a remojar en un poco de licor, le dará un gusto especial.
Preparación del pudín de pan
Comenzamos por calentar la leche junto con el agua de azahar y la canela. Cuándo esté un poco calentita ponemos en azúcar y revolvemos con unas varillas para que se disuelva totalmente. Recomiendo retirarla justo antes de hervir.
En un cuenco desmigajamos el pan o los restos de bollería y vertemos la leche caliente pasada por un colador por encima y los huevos. Puedes aplastarlo con un tenedor, pero si no te gusta encontrar tropezones entonces pasa la batidora. Yo si preparo un dulce solo de pan lo bato, pero si es bollería dejo los tropezones, sobre todo si hay restos de bollos con crema o chocolate.
Añadimos a la crema que resulta las nueces troceadas (o la alternativa que tengamos) y lo vertemos en un molde preferentemente de silicona, así no tendremos que engrasarlo. Se hornea a 180 grados durante más o menos media hora. A la media hora lo pinchas y si el tenedor sale limpio, el pudín está cocinado.
Está más rico de un día para otro, siempre y cuándo aguantes sin comerlo. En verano casa muy bien con helado.
Un truco: si no te gusta que quede muy tostado por encima, cubre el molde con papel de plata.