Roscos de vino

Éstos no son unos roscos de vino como los que te vas a encontrar en el supermercado. Ni parecidos. Verás, cuando los pruebes, como los que tú haces están mucho mejor. Además, el esfuerzo es mínimo en comparación con el resultado. Tú, ponte el mandil y disponte a disfrutar entre fogones.

Ingredientes:

Vamos a empezar, como siempre, por asegurarnos de que tienes todos los ingredientes: dispón sobre la mesa doscientos cincuenta mililitros de vino moscatel (lo que viene siendo un vaso normal), doscientos cincuenta gramos de manteca blanca, trescientos de harina de repostería y otros tantos de harina de fuerza.

Hasta ahora, ¿lo tienes todo? Bien. Necesitarás también una pizca de canela, doscientos cincuenta gramos de azúcar glass y cien gramos de avellanas. Una vez que te has asegurado de que lo tienes todo, vamos a ponernos manos a la obra.

Preparación

Empieza por mezclar la harina de repostería con la harina de fuerza y, bien revueltas, tuéstalas en una sartén, moviendo la mezcla, para que no se queme. Eso es. Muy bien. Mientras tanto, tritura los cien gamos de avellanas y, en otra sartén aparte, tuéstalas también.

Ya tostadas las harinas, añádeles las avellanas, la mitad menos una pizca (sobre 120 gramos) del azúcar glass, la manteca blanca, el pellizco de canela y el moscatel –nos vale cualquier vino dulce-. En cuanto lo tengas tengas todo, mézclalo bien y amásalo.

Hora de usar el rodillo. No. Para eso no. La idea es que extiendas la masa con él. Fíjate que los roscos de vino no llevan levadura, de modo que deberías dejar la mezcla con un grosor de centímetro o centímetro y medio, más o menos.

Ahora, presionando con un vaso, recortas los roscos. Para el agujero de en medio, ese que le vas a dar a tu cuñado, el que presume tanto de saber cocinar y, si lo sacas de la paella, no vale pa’ na’, puedes servirte de un vaso de menor diámetro, o del dedo, si lo haces con mucho cuidado.

Aprovecha los recortes y amásalos, extendiéndolos de nuevo, que estamos para tirar nada. En cuanto acabes con la masa, pon papel vegetal en la bandeja del horno. Con dejarlos a 160º durante quince o veinte minutos debería ser suficiente.

Cuando saques los roscos del horno, verás que están un poquito blandos. No te preocupes: es normal. Al rato se endurecen por sí mismos. Eso sí, en cuanto estén fríos, los espolvoreas con el azúcar glass que te ha sobrado.

Recuerda:

250 mililitros de moscatel

250 gramos de manteca blanca

300 gramos de harina de repostería

300 gramos de harina de fuerza

1 pellizco de canela

250 gramos de azúcar glass

100 gramos de avellanas

En cuestión de menos una hora habrás terminado un postre que es tan fácil como te lo acabo de contar.