Ah, la castaña, la humilde castaña, la patata europea antes de que llegara la verdadera patata, con excelente sabor, buenas posibilidades de conservación, mucha energía y cientos de posibilidades culinarias para emplearla… Especialmente en repostería. Y el caso es que apenas la utilizamos, en comparación con otras harinas. Hoy vamos a echar un vistazo a sus características y a algunas de las opciones que nos ofrece.

No podía dejar de hablar de ellas antes de que terminase la temporada, durante la que todos las vemos en los carros o puestos de los castañeros y, los más afortunados, en las fiestas específicas llamadas magostos. Al parecer son de la familia de las fagáceas y resulta que lo que nos comemos se llaman aquenios. Son ricas en proteínas y grasas y no en hidratos, por lo que son un alimento altamente energético.

Pueden comerse crudas o secas, asadas o cocidas, en multitud de platos tradicionales en los que se les dan diversos tratamientos. Pero lo más habitual es verlas secadas y molidas para poder conservarla como harina, una de las formas más fáciles y seguras de tener castañas todo el año. Otro sistema fácil aunque algo pesado es cocerlas, aplastarlas y conservar las bolas de masa en el congelador hasta un año.

Si no elaboramos la harina nosotros, el precio aumentará sensiblemente

A partir de esas dos elaboraciones previas podremos comenzar a elaborar nuevas recetas o variaciones de recetas de siempre, aparte de una cierta cantidad de repostería tradicional basada en la castaña y casi olvidada: bizcochos, muffins, flan, tartas (queda muy bien con el chocolate), galletas, una pannacotta, crema dulce de castañas… Todas las recetas las encontraréis fácilmente en internet.

Como ejemplo, la del bizcocho de toda la vida, con harina de trigo, huevos, mantequilla, leche y levadura en las proporciones habituales (salvo la harina, claro, que será la mitad de la harina de castañas que utilicemos), más lo que cada uno quiera añadirle como toque personal; en este caso, aparte de castaña picada para decorar, un chorrito de licor café es una gran idea para darle el toque de la terriña.

¿En qué es mejor que otras harinas? En realidad, yo no diría mejor, sino distinta. No tienen gluten, eso sí. También se requiere menor cantidad que de otras harinas para un resultado semejante, que es especialmente bueno en panes de fermentación rápida. Por otro lado, es más densa y crece menos que otras harinas; si eso es bueno o malo habrás de decidirlo tú en cada receta.